Miradas Y Conversaciones XX

on domingo, mayo 07, 2017

Un domingo de pascua en la barraca la Font de Sella. 2 Las partidas

Después de la abundante comida es el tiempo del juego de cartas que tanta acogida tiene en la barraca y se repite en cada encuentro tras la sobremesa. Las mujeres se dedican a jugar al Continental mientras los hombres lo hacen al Cau.

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El continental es un juego de cartas al que se juega con dos o más barajas inglesas y en el que hay que hacer diferentes combinaciones de tríos o escaleras, con una mayor dificultad cada vez. Tiene las peculiaridades de que la combinación a realizar en cada mano es fija y que se permite robar "de contra", es decir, coger fuera de tu turno la carta del pozo, si no la han pisado antes. El objetivo del juego es ligar las cartas en las combinaciones establecidas para cada juego y exponerlas, ya que las cartas que queden en la mano, a cada jugadora, combinadas o no, son las que puntúan. Gana el juego el que tiene menos puntos al final de la partida. Hoy está de suerte Eva que ha ganado en las dos partidas de forma consecutiva.

Como se aprecia en la foto el clima de la partida está siendo algo áspero y desde fuera se percibe la tensión, por el dinero en juego (unos cuantos céntimos de € en cada partida). Desde arriba, en el comedor, donde ellas juegan se oye con voz fuerte: “se están haciendo trampas…”, lo que corrobora un ambiente algo crispado.

Por su parte los hombres juegan al juego de cartas del Cao y lo hacen, algo más tranquilos, por parejas: Paco C. y Luis, frente a Eduardo y Salvador. Se juega con un total de 48 cartas. Se reparten 3 a cada jugador y se ponen 4 en el centro sin que se repitan. Entonces juega el primero al que se le han dado las cartas. El objetivo es hacer parejas de cartas con las que hay en medio. Si no puedes hacer pareja debes poner una carta en medio. Hay un Cau cuando alguien pone una carta y si en tu turno, tienes una carta con el mismo número y la pones (Tienes 1 punto). Si en los siguientes turnos tienen otra carta del mismo número se puede hacer Recau (2 puntos) y si hay una tercera se gana la partida. Si en la mano tienes dos cartas del mismo número se llama ronda (1 punto) pero si los demás tienen ronda gana la más alta i se suman los puntos. Si tienes tres cartas iguales son 2 puntos. Cuando se acaba la baraja se cuentan las cartas de cada persona y se divide 48 entre el número de jugadores. Por ejemplo 48 / 2 = 24 entonces las cartas que tengas de más de 24 valdrán 1 punto cada una. Gana quien llega antes a 48 puntos.

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La primera partida la han ganado Paco y Luis. De la pareja no ganadora Vicente sustituirá a Eduardo para afrontar una nueva partida, con el reto esta vez de ganar a Luis y Paco C.

Mientras las partidas concentran la atención de la membresía de la barraca, suenan de fondo viejas canciones: “Je t’aime moi non plus”, de Paul Mauriat (1967); el bolero “Dos gardenias para ti”, de Antonio Machin (1947); “Y nos dieron las 10”, de Joaquín Sabina (1992) y la algo más reciente y preciosa canción de “Lágrimas negras” de Diego el Cigala y Bebo Valdez…

La partida de los hombres toca a su fin, pues suaves efectos etílicos (que han crecido a la vez que se ha ido vaciando la botella de Wiski) van dificultando la concentración en el juego… Janet, la cantante francesa de mirada triste, canta “Porqué te vas” (1974). Luis y Paco que están hoy imbatibles, repiten victoria en la segunda partida (se dirá después que Luis y Eva están en estado de gracia, pues han acompañado esta mañana a la santa, junto con su nieto).

Eduardo que ahora hacia de observador en esta segunda partida, muestra el wasap recibido de un grupo de amigos y amigas: “El amor es una evidencia que no necesita razones…su entrega y abundancia es tan total que aflora allí donde mires.”

Ahora es Nino Bravo quien con su potente y extinta voz se suma a los sones musicales con su canción “Un beso y una flor” (1972)

Son las 20:00 h. Ha terminado el tiempo de las partidas. Ahora las mujeres van a visitar las obras de ampliación de la casa de Eva y Luis (su biblioteca, el horno moruno, su nueva habitación y vestidor, etc.), mientras Mª Carmen va a visitar y atender en casa a su madre.

Entre el grupo de hombres se inicia una interesante conversación en torno a temas vitales: sobre la enfermedad, envejecer bien y sobre perspectivas y puntos de vista de lo que es vivir bien el tiempo que nos queda de vida; hacer las cosas que nos hacen disfrutar y sentirnos bien; de las cosas cercanas y próximas, de las relaciones con familiares y amigos; sobre la conciencia de la finitud de la vida y la muerte como un hecho central de la vida, que puede ser mirado de frente u ocultado y negado culturalmente (tabú). Ciertas visiones amerindias de la enfermedad entendida como un proceso de desequilibrio, que invita a reestructurar nuestro tiempo de vida. La importancia de la calidad de la vida y de la muerte… La llegada de las mujeres pone fin a la conversación. Es el tiempo de preparar la cena, pues todavía hay previsto visualizar una película (Salvador ha traído cuatro), para hacer una sesión de cine fórum.

Antes de cenar los hombres hacemos ahora la visita a la casa de Luis para conocer también los nuevos espacios ampliados en su casa de biblioteca -una sala pequeña muy acogedora- la terraza, la nueva habitación de la pareja con un amplio vestidor y el horno moruno, con ladrillo refractante, que permitirá comer suculentos alimentos hechos a la brasa. El camino de subida a la casa y de bajada hasta la barraca se hace lentamente, pues ya pesa todo lo realizado durante la larga jornada.

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Durante la cena comprobamos la buena mano culinaria de Mª José (eso si con la inestimable ayuda de Vicente) y comemos unas buenísimas tortillas de patatas y de alcachofas y un estupendo pollo con tomate. El clima esta noche es ya mucho más silencioso y tranquilo (hay que asimilar todo lo vivido durante el largo encuentro) y la cena algo más comedida. Recogemos rápido porque a las 11 h. aun nos espera ver juntos, una película para su posterior debate.

Paco Buigues

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