Miradas Y Conversaciones XII

Ciudadela, Cova de en Xoroll, poblado talayótico y Monte Toro. Día 2º

Hoy domingo la organización tenía prevista a las 9:30 la reunión con todos las personas que hemos realizado este viaje, para explicar cuestiones de intendencia, algunas características de la isla y las excursiones previstas (de medio día, de día completo) durante nuestra estancia menorquina.

Con José y Charo habíamos hablado de la posibilidad de alquilar juntos un pequeño vehículo para tener autonomía en los desplazamientos por la isla. Al terminar la reunión nos acercamos al más próximo de los lugares de alquiler de vehículos y tras consenso, acordamos el alquiler de un Peugeot 207, durante los siguientes cuatro días, a partir del día siguiente.

Amalia y Paco decidimos realizar la primera excursión prevista, que tendría lugar esa misma tarde (a la Cova d’en Xoroi, poblado talayótico y Monte Toro) pues la Cova solo se podría visitar hoy, dado que el resto de días permanecía cerrada. Tomás y Rosa también han elegido esta excursión.

Todavía nos daría tiempo a coger el autobús para acercarnos un rato a Ciudadela (de 11:30 a 13:05, en que regresaba el primer autobús), para estar disponibles a las 15:30, hora de salida de la excursión.

Visita al centro de la ciudad, a la calle principal del casco antiguo pasando por la catedral hasta la plaza de Born, donde está situado el edificio de las casas consistoriales, actual sede del Ayuntamiento, con una imponente fachada, recreación de una antigua fortificación musulmana que había ocupado ese lugar (Obra del arquitecto Enric Sagnier i Villavecchi 1884-1925)

 

No hay tiempo para más. Hay que volver al Farragut para comer pronto y prepararse para la excursión de la tarde.

A las 15:30 salida del autobús -de dos plantas- desde la puerta del hotel, en dirección a la Cova d’en Xoroi a contemplar las magníficas vistas anunciadas en su presentación. Llegamos a la cala de Emporter en donde en la verticalidad de los inmensos acantilados de la parte este, se sitúa la cueva y sus balcones que dan al mar, cien escalones separan el nivel en el que hemos aparcado del punto más bajo de la cueva, con balcones en varias alturas.

 

Al final de los escalones la zona de restauración y bar donde nos servirán un refresco (2 copas de cava, un vino blanco y un zumo para Rosa y Tomás, Amalia y Paco respectivamente).

Esta cueva está rodeada de una vieja leyenda, la de Xoroi, un hombre que pudo llegar a Menorca por mar, quizá como consecuencia de un naufragio y que vivió en la gruta durante muchos años con una joven payesa y sus hijos. Actualmente la Cova es la discoteca más famosa de Menorca, convertida en uno de los lugares más visitados de la isla, por sus espectaculares vistas panorámicas sobre el mar Mediterráneo.

El nuevo escenario donde nos lleva el autobús, poblado talayótico Torre d’en Galmés, nos pone en contacto por primera vez con la cultura y patrimonio prehistórico talayótico de Menorca. El primer elemento que destaca en el poblado talayótico que visitamos es el talayot, con una planta circular y forma troncocónica, que según iremos descubriendo, era una estructura con diversas funciones comunicativas entre poblaciones, pero cuya función principal aún no se conoce con exactitud.

 

Muy cerca del talayot pasamos por el recinto santuario donde hay una taula. Las taulas son monumentos llamativos originales y únicos de la prehistoria mediterránea con dos losas dispuestas en forma de T y cuyo uso está relacionado con funciones religiosas, aunque según una leyenda el talayot habría sido una mesa de pobladores gigantes. En este poblado, como en otros donde hay taulas, la piedra horizontal no está situada sobre la vertical y está apoyada sobre piedras apiladas. En solo siete de ellas se conserva la taula levantada en forma de T. Algunos restos de casas completan la visita al poblado talayótico. Daremos un pequeño paseo a pie hasta el autobús, para continuar viaje.

 

El autobús nos lleva al último punto del itinerario de esta excursión, el Toro, la cima más alta de Menorca (357 m.) donde se sitúa el santuario de la Mare de Deu del Toro (construida por los  padres agustinos en 1670 sobre las ruinas de un antiguo convento) rodeada también por una antigua leyenda. El autobús tiene que subir una empinada carretera de 3 kilómetros de sinuosas curvas hasta llegar a lo alto de la montaña. (Esto ha inspirado un chiste, que se cuenta a los visitantes del lugar que lo hacen en autobús, en el que San Pedro, ante la muerte simultanea del cura del pueblo y del conductor del autobús que hacia este trayecto y quedando solo un lugar para uno de ellos en el cielo, tras la consulta pertinente a la autoridad competente, hace que pase el conductor -y tenga que ir al purgatorio el cura- pues como le explicará San Pedro al cura, mientras él dormía a los parroquianos durante la misa dominical, el conductor hacia mucho más por la causa divina, pues todas y todos, al bajar por la sinuosa y empinada carretera se acordaban de implorar a Dios y le daban gracias por permanecer vivos).

   

El santuario, actualmente habitado por monjas de una orden francesa, tiene una iglesia austera que conserva una imagen de la virgen que da nombre al santuario y al monte. En el recinto hay también un bar, donde tomamos un café y una pasta típica con Rosa y Tomás antes de coger nuevamente el autobús que nos devolverá al Almirante Farragut.
Tras la cena, en las proximidades del hotel, contemplamos una hermosa puesta de sol. Desde allí la isla de Mallorca se divisa hoy con bastante claridad.

 

Más tarde bajamos a la sala de fiestas del hotel para compartir breves momentos de charla y algunos bailes con José, Charo, Tomas y Rosa y contarnos las buenas impresiones sobre el itinerario realizado y los lugares vistos durante el día de hoy. Y mañana será otro día…

Paco Buigues