La Font: junio 2019

Viajar es, también, trasladar la vida, buscar de forma placentera experiencias en lugares no habituales, enriquecer tu bagaje cultural con otras tradiciones…

Mayo del 2019 pasará a nuestra historia personal como el descubrimiento de unas tierras agrestes y delicadas, verdes e intrincadas, rodeadas de agua y cielo siempre iluminado.

El sol de poniente, benigno y templado, llena de luz intensa la dulce y plácida salida del crucero este sábado 18 de mayo. El suave y lento avance se asemeja a la serena calma de nuestra sexta decena.

Un grandioso vuelo de patos cruza ante nuestros absortos ojos. En este crepúsculo primaveral se redoblan los motivos por descubrir el sentido de la vida.

Un vientecillo fresco nos recuerda el paralelo en el que nos hallamos. Su bondadosa injerencia humedece nuestra piel y una agradable sensación se refugia en el íntimo espacio del camarote.

El agua, fiel elemento sobre el que se deslizan centenares de destinos desconocidos, sustenta firme el presente.

Tras un paseo sin rumbo por los diferentes rincones de ocio y espectáculo, recalamos cuatro intrépidos sellardos: Pepita y Tonet; Lluís i Eva; en un salón al que se accede por unas espectaculares escaleras adornadas con piedras de Swarovski.

En el centro un piano y un violín, interpretan melodías bien conocidas de la vieja tradición musical centroeuropea. Un experimentado violinista acompañado de otra no menos pianista, nos deleitan con estilo y virtuosismo de suculentos fragmentos operísticos. El murmullo ausente de la gente aminora el valor siempre loable de la música, será, pienso, por este mal general del siglo XXI consistente en la extrema vulgaridad que lo domina. Combinar arte y comercio un disparate.

La Sirenita, sentada sobre una roca, apoyada sobre su mano derecha, con la mirada caída con cierto abandono, ofrece testimonio de natural inocencia, ajena a los problemas que afectan a los humanos.

Nos acercamos a ella con educada emoción, una mañana soleada en exceso, novedad climática para esta ciudad y estas fechas. Nos alejamos por el canal flanqueado por bellas casas danesas y tomamos una cerveza nacional, extremadamente cara para nuestros bolsillos… pero el lugar, el tiempo y la compañía lo valía.

La suavidad del navío al deslizarse sobre estas aguas nórdicas se transmite a mi estado de ánimo. Reina la paz y un confortable sentimiento rodea mi pensamiento.

La luz azulada del atardecer impregna el horizonte y algunos tardíos rayos de sol encienden de rojo la superficie marina.

El Crucero asciende plácidamente. La mañana soleada de este lunes recrea en mis ojos la saludable y envidiable soledad de las tierras de norte. Nuestra vieja amistad crece con estos empujones… Las cartas con su embrujo entretienen el tiempo de espera… Entre risas y cervezas se echa encima esta noche sin oscuridad…