Buenos días, apreciado y paciente lector, reanudo esta serie de breves entregas sobre Dalí, desvelando ahora el cuadro que voy a comentar. Antes de ello una apreciación del pintor a Carmen Ruiz sobre si los científicos lo tomaban por loco: "Todos por el contrario, me encuentran simpático y comentan de mis declaraciones, pues no dice tantas tonterías como parecía". "Mi única ventaja, añade, es que no conozco nada de nada, así que puedo hacer funcionar mis caprichos más caprichosos y mas irracionales, basándome en mis pequeñas lecturas. Y como estoy dotado de cierta genialidad, de vez en cuando digo algo que nos les parece improbable".
El comentario es franco y directo. Reconoce estar dotado de cierta genialidad. Si por ello se entiende su particular dotación para el dibujo y el trabajo para su perfección, entonces perfecto, pero si se refiere al Genius romántico entonces no compartimos opinión. Sobre el interés de Dalí sobre la ciencia no me cabe duda. Mirad los siguientes títulos de su obra:
- Desintegración de la persistencia de la memoria
- Galatea de las esferas
- Figura ecuestre molecular
- Desintegración de la madre y el niño. Dinámica Rafaelesca
- Cabeza nuclear de un ángel
y puedo asegurar, como se verá en la obra que comentaré que la documentación y preparación de la obra del artista es completa. Sobre su cordura sirva el siguiente apunte de su diario: "El día que empecé a leer, Así hablaba Zaratrustra, me formé ya mi concepto de Nietzsche. ¡Era un hombre débil, que había tenido la debilidad de volverse loco! Estas reflexiones me proporcionaron los elementos de mi primera consigna, aquella que andando el tiempo acabaría por convertirse en el lema de mi vida: ¡la única diferencia entre un loco y yo es que yo no estoy loco!
En su habitación, cuenta Carmen, encontramos un centenar de libros con anotaciones y comentarios en los márgenes, sobre diferentes aspectos científicos: física, mecánica cuántica, origen de la vida, evolución, matemáticas... y sabemos que al final de sus días estaba interesado en la obra de Stephen Hawking la historia del tiempo, además de en la teoría de las catástrofes del matemático René Thon, con quien mantenía una gran amistad".
Leda atómica es la obra que quiero comentar. Está pensada siguiendo la divina proporción. Leda y el cisne se inscriben en un pentágono en cuyo interior se ha insertado una estrella de cinco puntas. La armonía de las referencias ha sido calculada por el artista, según el matemático, poeta novelista, historiador Matila Ghyka (1881-1965) de la universidad de San Diego.Para completar esta aproximación a la inspiración desde el trabajo, como un proceso elaborado voy a describir con más detalla el cuadro:
- Óleo sobre lienzo
- Estilo Surrealista
- Medidas: 61x45 cm
El propio Dalí escribe sobre esta obra: "Leda atómica es el cuadro clave de nuestra vida. Todo está suspendido en el espacio, sin que ninguna cosa toque a la otra. El propio mar se eleva a distancia de la tierra". En la escena aparece Leda (representada por su musa, compañera y guía Gala, que antes lo fue de otro artista, poeta surrealista Paul Eluard) reina de Esparta, seducida por Zeus, transformado en cisne. Da luz al huevo del que nacen los dioscuros Cástor y Pólux y las hermanas Helena y Clitemnestra. Dalí se personifica como el cisne. Leda está sentada sobre un alto pedestal con los pies sobre pequeños pedestales flotantes, mientras acaricia al cisne volador. Todo en el cuadro flota, nada tiene contacto con nada según la teoría física intraatómica.
Existe una obra de Leonardo (1510-1515), Leda y el cisne, actualmente en al galería Borghese de Roma pintada sobre tabla, al temple de 112x86. El tema en ambos cuadros es erótico. La sexualidad aparece reflejada. La referencia que se quiera hacer de las tendencias o preferencias sexuales de ambos artistas están fuera del campo de este trabajo, aunque no se escapan matices, causas y hasta razones que fundamenten el contenido de ambas pinturas. En la de Leonardo el erotismo se desprende de la sonrisa entre candorosa e insinuante de Leda mientras sostiene o acaricia el largo cuello del cisne que se interpreta, por su forma, como un elemento fálico. También Gala acaricia, sin tocar, el cuello del cisne, ave consagrada a Apolo como dios de la Música, por la mítica creencia que poco antes de morir (el cisne) canta dulcemente. ( En Ballet "La muerte del cisne" es tanto un grito de amor como un canto de muerte. La coreografía compuesta sobre el andante de Camille Saint-Saëns fue interpretada por primera vez por Anna Pavlova en San Petersburgo en 1907) Cisne blanco o ave de Venus, dice Bachelard que en poesía y literatura es imagen de mujer desnuda. El mismo autor reconoce cierto hermafroditismo: masculino por su género y largo cuello y femenino por el cuerpo redondeado y sedoso. Por todo ello simboliza la realización suprema de un deseo aludiendo a su canto: Símbolo de placer que muere en sí mismo.
Sexualidad, matemáticas, equilibrio, esoterismo, se entrelazan en la consciencia de los autores formando un complejo cóctel cuyo resultado es o puede ser el entramado donde se fragua la inspiración creadora.
Con esta entrega se completa una fase de estudio descriptivo externo de la obra. Si "el lector" desea la interpretación matemática, esotérica interna puede solicitarlo mediante un simple comentario es este magnífico blog de Salvador. De no existir tal invitación consideraré terminada mi colaboración con este escrito.
Luis Soler, Sella mayo 2012.