El pasado martes día cuatro de diciembre (Santa Bárbara), en la sala de exposiciones del palacio de la Diputación Provincial, tuvo lugar la presentación de la exposición de pirograbados de Pedro Morales.
Reproduce Pedro, pinturas y mosaicos de: Gastón Castellón y Manuel Baeza. La idea resulta oportuna pues permite contemplar y saborear la magnífica obra de estos dos entrañables artistas alicantinos.
Pirograbado de Pedro Morales
Comentar la obra que conforma una exposición siempre es tarea arriesgada, pero como el autor es amigo y, por experiencia sé, que compartimos una concepción del arte similar, es por lo que no me resisto a opinar sobre ella, destacando en primer lugar, la generosidad del pintor, que, y esta es la tercera vez –según mis cuentas- ofrece la recaudación completa de la venta de sus cuadros a Cáritas.
Según mi entender, la expresión artística responde a un susurro interno, que exige interpretarse y exteriorizarse. No es un don, ni debe atribuirse ni confundirse con llamadas o indicaciones externas. Este impulso creativo nace de la profundidad del ser. Llámese inspiración o sencilla invitación a dar respuesta a esta acuciante llamada estética. En el caso de la obra en cuestión y según palabras del propio artista se remonta diez años atrás, momento en el que Pedro siente la “necesidad” de plasmar sobre una tabla, de dimensiones apropiadas a las medidas nuestro salón familiar, aquellos mosaicos de Gastón y Baeza.
Pirograbado de Pedro Morales
“Pensaba yo, escribe Antonio Machado, que el elemento poético no era la palabra por su valor fónico, ni el color, ni la línea, ni un complejo de sensaciones, sino una honda palpitación del espíritu; lo que pone el alma, si es que algo pone, o lo que dice, si es que algo dice, con voz propia, en respuesta animada del contacto del mundo”.
Las palabras de Machado, siempre acertadas, aproximan la inspiración a ese pálpito interno que mueve, a quienes lo sentimos, a mostrarnos inquietos ante la vida. Cuando nuestro yo se percata de aquella vibración interna, aquel susurro, esa rebelión anárquica de nuestras células más sensibles, nos entregamos a plasmar, cómo sea, esa música interna. En palabras del mismo poeta:
Tras el vivir y el soñar
Está lo que más importa
Despertar.
Dar respuesta a nuestro impulso creativo, es abrir los ojos a otra realidad, de ahí que la mirada del artista vea las cosas que el resto no ve. De este modo, digo yo, aquel impulso ciego y sin intención de Schopenhauer adquieres plenitud, sentido y significado.
Pirograbado de Pedro Morales
Pedro, en su palabras introductorias, confesó haber dedicado tres largos años a ejecutar este meritorio trabajo, que ahora concluido, desea compartir con aquellos que le admiramos y gracias a su esfuerzo creativo, disfrutar, en nuestro salón, de una muestra, en mi caso, del espíritu de Baeza.
Como veréis no voy a cansaros con efectos rebuscados de crítico de arte aficionado, entre otras cosas porque el arte no se comenta, se siente. Felicidades pues Pedro, por tu capacidad de captar y plasmar la belleza –concepto relativo y subjetivo-.
Luis Soler