Miradas Y Conversaciones IV

Escribir con amor y entusiasmo

En la revista de Soberanía Alimentaria de otoño de 2016, se relataba que la escritora Silvia Mistral, en el barco que la exilio a México tras el fin de la guerra civil española, le preguntó a uno de los campesinos “incrustados en popa”, que pensaba hacer a su llegada al país de acogida. “Yo voy a trabajar”, le contestó “a rendir un trabajo positivo a la nación que nos acoge. No soy nada más que un campesino. La tierra inexplorada de cualquier estado mexicano será tratada con el mismo amor y entusiasmo con que durante años labré la tierra aragonesa, árida y recia. Mi única moral es esa: la del trabajo. Falta solamente que allá los hombres responsables sean más humanos y honrados”.

También quisiera tratar con amor y entusiasmo todo cuanto hago, aunque esté lejos de esa vivencia. Pues para practicar el amor y entusiasmo emprendo la tarea de escribir para el blog. Hace tiempo que pienso y digo que el secreto de la juventud tiene que ver con estas cuestiones: seguir aprendiendo durante toda la vida y amar todo cuanto hacemos y realizarlo con entusiasmo. Hace tiempo que en mi vocabulario he sustituido la expresión tener ilusión (el ilusionista pone algo donde no lo hay y hace ver lo que no es) por la de tener entusiasmo (que etimológicamente quiere decir tener un dios dentro o podíamos decir un equivalente, tener fuerza vital).

Con el deseo renovado de participar en el blog de la Font, me propongo esta nueva experiencia de escribir con sistematicidad (siempre lo he hecho a salto de mata urgido por una ponencia, la participación en alguna jornada profesional, la preparación de algún curso, el júbilo u otros acontecimientos de familiares, amigas y amigos, etc.) y confío que, como toda verdadera experiencia, implique alguna metanoia -algún cambio- en la manera de mirar, de escuchar, de estar atento, en los acontecimientos de la vida cotidiana, próximos o más lejanos.

El porqué de este nuevo impulso a participar en el blog, aunque pueda tener que ver con distintas cuestiones, tiene un motivo principal… pero de eso hablaremos otro día.

Paco Buigues