Del Puente Viejo, al Viejo Molino

Continuando nuestro recorrido, llegamos, con las aguas que han superado pozas y azudes, hasta una amplia y despejada explanada que por su situación estratégica añade valor económico y humano a su privilegiada posición.

 

Hablo del lugar donde confluyen y se unen los caudales hídricos procedentes de Tagarina, con los que bajan de l’Arc. La suma proporciona suficiente energía para mover las muelas recias y duras, las refinadas piedras del molino que trasformaban – pues ahora duermen el tiempo – en harinas diferentes, los diferentes tipos de cereales que la zona producía – pues ahora el tiempo las duerme –.

   

Restos de antiguos edificios, posiblemente árabes, afianzan la idea sobre la profunda historia del lugar y le confiere un sabor, un poso auténtico que lo ennoblece y le proporciona solera y señorío.

Desde el esquemático puentecillo que salva el cauce construido por el discurrir geológico y gravitatorio de las aguas y permite comunicar una y otra parte, observo el majestuoso “Salt”, ahora, con los rigores del verano, menos soberbio y poderoso, tan solo utilizado por unas pocas filas que saltan al vacío entonando una melodía uniforme, sobre una base de percusión lítica.

 

Más arriba y por una senda que blanquea el fondo verde oscuro del atardecer, un humilde caño derrama agua sobre el agua viajera del curso natural. Esta fuente recibe el nombre de Al Fafara, pero yo creo que se trata de una ligera evolución popular del término árabe de Al fawwàra que significa fuente. Así por tanto la fuente “fuente”, incorpora su individualidad y formando unidad con las restantes, saltando y brincando entre piedras, buscan alcanzar la inmensidad de los océanos…

 

Pero antes, una vez, todas juntas, las de oriente y poniente, canalizadas en hermandad y aprovechando la forma ovalada de la piedra, penetran viriles la concavidad femenina de la poza del molino. Es curioso observar la evolución y significado de las palabras. El castellano mantiene el género, al igual que el hebreo, donde (Beor) el pozo tiene sentido femenino. En varios pasajes bíblicos los patriarcas encuentran a su mujer al lado de un pozo (El encuentro entre Jesús y la Samaritana tiene lugar también junto a un pozo) y probablemente venga de ahí el dicho popular “Todo mi gozo en un pozo”.

   

Con esta reflexión de carácter sexual, y que cada cual entresaque lecturas mas profundas, me despido de estas aguas, abandonadas a su suerte y destino, para ascender por el barranco de l’Arc hasta su nacimiento, saludando en este camino a todos aquellos elementos naturales que encuentre a mi paso.

Nota: En aquel tiempo, llegó Jesús a un pueblo de Samaria llamado Sicar, cerca del campo que dio Jacob a su hijo José, allí estaba el manantial de Jacob. Jesús, cansado del camino, estaba allí sentado junto al manantial. Era alrededor del mediodía. Llega una mujer de Samaria a sacar agua y Jesús le dice: “Dame de beber”. Sus discípulos se habían ido al pueblo a comprar comida. La Samaritana le dice “¿Cómo tú siendo judío, me pides de beber a mi que soy Samaritana?” Porque los judíos no se tratan con los samaritanos. Jesús le contestó “Si conocieras el Don de Dios y quien es el que te pide de beber, le pedirías tú y él te daría agua viva” La mujer le dice: “Señor si no tienes cubo, y el pozo es hondo, ¿de donde sacas el agua viva? ¿Eres tú más que nuestro padre Jacob que nos dio este pozo y de él bebieron, él y sus hijos y sus ganados?” Jesús le contestó “El que bebe de esa agua vuelve a tener sed, pero el que bebe del agua que yo le daré nunca mas tendrá sed; el agua que yo le daré se convertirá dentro de él en un surtidor de agua que salta hasta la vida eterna”. La mujer le dice “Señor dame esa agua: así no tendré más sed, ni tendré que venir aquí a sacarla”

Texto: Lluís Soler                 Fotografía: Salvador                 Video: Carlos (El Salt 2007)