Visita a San Sebastián

Escapada Primaveral a Vitoria y San Sebastián

Entramos en San Sebastián por Ondarreta, una mañana luminosa del mes de mayo 2017. El sol luce radiante como en nuestra tierra alicantina, lo cual incrementa, si cabe, la belleza natural de este enclave único.

El Cantábrico con sus bravías aguas ha moldeado, dibujado diría, ese paisaje rebosante de armonía y equilibrio. El ser humano lo ha vestido de elegancia, serena aristocracia y prudente proporción entre atrevimiento y discreción.

El paseo por la Concha resulta gratificante, tonificante por el efecto saludable de la influencia del mar y el cielo. Admiro complacido y sorprendido la profunda variación de la marea, dejando al descubierto una extensa franja de arena húmeda, brillante, como esperando imprimir la huella del curioso visitante.

Valoro también la capacidad creativa del artista anónimo que aprovecha esta natural circunstancia para dibujar sobre este extenso lienzo horizontal, gigantescas figuras geométricas, sin más orientación ni referencia que la estructura original que conserva en el almacén imaginativo de su memoria. Suerte, amigo.

 

Alcanzado el pequeño puerto, con sus coloristas barcas de pesca nos adentramos en El antiguo, corazón urbano de la ciudad. Allí, entre sus calles de vida, no abandonamos, nos dejamos llevar, atraídos por estímulos artísticos, gastronómicos y monumentales.

 

La visita a la iglesia de San Vicente coincide con el cenit solar iluminando el crucero. Por un momento el templo se inunda de una atmósfera de partículas vibrantes, átomos espirituales. A la salida, por la puerta que apunta al sur, una pietà en piedra de Oteiza de 1998 complementa la sutileza y grandeza artística de esta ciudad.

Comemos en la Cepa: Garbanzos con chorizo y pescado. Un menú sencillo, humilde, de pueblo, como nosotros. Saboreamos este alimento como parte de esta rápida visita a una ciudad siempre sorprendente y acogedora.

En el camino de regreso a la playa de Ondarreta descubro un taller, un obrador donde una artista independiente combina pluma y acuarela. Encantador.

Nos despedimos con alegría y la esperanza de regresar a esta hermosa ciudad, para seguir disfrutando de su serena presencia frente el mar.

Luis Soler