Después de un buen descanso, rodeados de viñedos, fuimos a visitar Aranda de Duero, tierra de vino y cordero. Lo cierto es que nos sorprendió la ciudad burgalesa, lo cual no es de extrañar dada su vasta e importante historia, la cual al menos yo, desconocía todos los detalles, como por ejemplo que estas tierras ya entre los siglos VIII y VII a.c. fueron ocupadas por los “pelendones”, al parecer una tribu celta de origen indoeuropeo.
El que la atraviese el rio Duero también le da un encanto especial; impresionante la portada gótica de Santa María la Real y la iglesia de San Juan. Alguna imágenes de la cuidad:
Puente románico que atraviesa el rio Bañuelos, afluente del Duero que también recibe en la zona el Arandilla.
Salvador
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