La Font Viaja a Jerez en Furgoneta 2

on sábado, abril 23, 2016

El grupo se despide de Antequera con un regusto incompleto, dada la belleza de esta apacible ciudad andaluza. Sigue inexorable nuestro camino, ahora por lomas vestidas de verde, consecuencia de la benigna influencia del Atlántico.

Tras dar descanso a nuestra fiel furgoneta nos preparamos para disfrutar del espectáculo “Así bailan los caballos andaluces”. La altivez estética del sur encuentra su lugar en la real escuela hípica de Jerez. Sus nobles edificios, tostados de amarillo cobijan la pura sangre que anima la equilibrada fuerza de estos animales.

Música española de Albéniz, Falla, Granados ambienta la espera. Un murmullo coloquial acompaña la melodía que precede la presencia majestuosa del caballo. Un lleno casi absoluto testimonia la categoría de la obra. Resuena con fuerza un fragmento de música militar recordando el origen de la maestranza y tras ella una fanfarria anuncia de forma emocionada el inicio del programa.

Una primera parte seria, rigurosa, solemne nos muestra técnicas de doma dónde los caballos ejecutan las órdenes de los jinetes para componer cuadros, cruces y movimientos que exigen puntual precisión. La verticalidad del jinete contrasta con la horizontalidad del animal formando una geometría perfecta. El resultado convierte lo habitual en sublime, lo cotidiano en arte.

Los señoriales uniformes me recuerdan el siguiente comentario de Valle Inclán, la corte de los milagros, cuando el marqués de Torre-Mellada, conde de Cetina y Villar del monte, señor de la Torre de los Pedrones, llegaba al Coto de los Carbajales:

“Don Segis Olmedilla, gallo cuarentón y garboso, era el administrador, con residencia en Córdoba. Don Segis estaba en la estación, escoltado por una tropa de monteros uniformados con rodamonte y castoreño: Tenían con tal avío un aire de bandoleros cantando zarzuela. El marqués, asomado a la ventanilla, los miraba complacido:

¡Carolina, ha sido un acierto el nuevo uniforme. ¡Muy elegante! ¡Verdaderamente elegante! ¡No lleva mejor a sus monteros Bernardino Frías! (…)

Fuera de la estación esperaba el coche. Cascabeleaban las cuatro mulillas del tiro cubiertas de borlones, primorosas y parejas. Ocupaba el pescante y tenía las riendas un viejo de centeno quemado, duro, ojiverde, las sienes con brillos de acero. El marqués celebró el atalaje: Muy bien, Blasillo. ¡Muy bien!

El señor Blasillo de Juanes era un antiguo cachicán, que también terciaba de picador y de cochero.”

En la plaza de toro de Ronda me enteré de la jerarquía correspondiente al número de animales que tiran del carro y se confirma el cuatro para los marqueses.

Comida extraordinaria en la venta San Esteban: Menudo con garbanzos. Atún rojo de almadraba. Pescadito frito y vino de Pedro Ximenez con helado. Excelente.

Luis Soler

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