Sobre la Interpretación

on miércoles, septiembre 26, 2012

Buenos y saludables días. Tras la entrega de premios del primer concurso fotográfico Barraca la Font y al leer el L.E.I. (lugar de encuentro intelectual) descubro, con moderado entusiasmo, que un tímido efecto rebote, creativo, dialectico se ha iniciado. Con el fin de "alentar" esta primeriza llama de controversia y debate, me aplico, de manera inmediata, a potenciar esa incipiente lumbre, con el deseo que otros inquietos "artistas", "pensadores" se animen a formar parte del "círculo", que, frente al fuego de la inspiración, se sumen a esta tertulia.

Interpretar un hecho, una realidad es un proceso personal y relativo. Con esta afirmación, tan solo derivo, eludo y escondo el objetivo primero que es concretar que es "interpretar", "realidad". En múltiples ocasiones el diálogo entre nosotros se dificulta por el simple hecho de no utilizar el mismo código lingüístico. Como sea que mi intención es dotar este LEI de rigor, seriedad, serenidad, "divertimento"... sin concesiones, por mi parte, a "banalidades intrascendentes", es por lo que considero fundamental, ajustar el discurso a los principios de la objetividad, siendo completamente consciente de la dificultad que ello conlleva, pues todos somos "esclavos" de la subjetividad.

La ciencia, y no siempre lo consigue, es heredera de un larga tradición basada en la objetividad. El arte se mueve mejor entre las revueltas aguas de la subjetividad. Aproximar ambas tradiciones es el lema de los buscadores de la libertad. Una subjetividad objetiva o una objetiva subjetividad es la única posibilidad de auténtica y relativa certeza.

Con este preámbulo observad que tan sólo he conseguido distanciarme de la responsabilidad de dar respuesta a los conceptos "interpretar" y "realidad". Esta práctica dilatoria es muy utilizada para desviar la atención y conseguir llenar un espacio, sin decir ni concretar. No es mi caso. Salvador, con astucia e inteligencia, nos sugiere un conjunto de posibilidades interpretativas de una imagen estática, bucólica, idealizada... (Excelente la fotografía, exquisito el momento, plácida la compostura, colorista el marco... el resto compete a la capacidad interpretativa del observador).

Concluyo con unas palabras de A. K. Coomaraswamy, estudioso de la filosofía, religión y arte oriental, director del departamento de arte asiático del Museo de Bellas Artes de Boston, sobre la realidad. Las palabras "real" y "cosa" (en inglés thing) son interesantes en sí mismas. Real está relacionada con el latín "res", "cosa", y sin duda con reor, "reflexionar", "evaluar"; y "thing" con "think" (pensar, en alemán "denken). Esto muestra que las apariencias están dotadas de realidad y de una cuasi-permanencia en la medida en que las nombramos. Lo cual establece una relación íntima con la naturaleza del lenguaje mismo, cuya función principal es siempre la de plasmar las cosas; por esta razón debemos emplear términos negativos (vía negativa) para hablar de la realidad última, que no es una cosa. Una cosa es una apariencia a la que se da un nombre, y esto es precisamente lo que denota la expresión sánscrita y pali nama-rupa (nombre o idea, y fenómeno, o cuerpo), que se refiere a los objetos mensurables, a todas las individualidades cognoscibles que pueden ser objeto de investigación estadística. (El tiempo y la eternidad, pág. 15, 16).

La realidad, el ser real es por tanto "sin nombre". El nombre-y-la-apariencia sólo se hallan donde hay interpretación.

Luis Soler

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