RELLEU, 3 de marzo de 2018

A falta de otros destinos más preparados nos fuimos a visitar Relleu y sus alrededores, concretamente el pantano del Amadorio, aguas arriba del actual y totalmente aterrado y en desuso. Felipe IV autorizó su construcción, que data del siglo XVII, como los de Tibi y Elche. Como siempre, aquí dejo algún enlace por si queréis ampliar la información.

http://www.masalladelaciudad.com/2014/03/pantano-de-relleu-alicante.html

https://www.iagua.es/noticias/espana/iuaca/16/02/01/pantano-relleu-ese-gran-olvidado

Después de una caminata por lugares agrestes, peligrosos, sometidos a las inclemencias del tiempo, sol, viento… Bueno, esto es un poco de literatura para adornar, porque en realidad el paseo es bastante tranquilo y el día nos ofreció un tiempo muy agradable. El sendero se encuentra desbrozado y se han instalado unos paneles informativos sobre la zona.

Llegamos a la presa y Salvador prefiere “vigilar” desde lo alto. Yo bajo algo más pero lo cierto es que la parte superior de la presa está llena de matorrales y arbustos y me limito a disparar algunas fotos para dar fe de nuestra presencia aquí.

   

Por supuesto, no hay ni gota de agua. Regresamos tranquilamente al coche y vamos al pueblo.

Visitamos el Museo Etnológico de Relleu, instalado en el edificio del antiguo Ayuntamiento, restaurado con detalle, original del año 1793 y autorizado por Carlos IV.

En la 2ª planta del edificio se recogen una buena cantidad de restos arqueológicos, de época ibérica, romana, musulmana y posteriores. Los objetos propios de las labores agrícolas de la zona (arados, herramientas, aperos…) así como de las casas antiguas, cocina, decoración, instrumentos médicos, de música, libros y documentos nos hacen recordar tiempos pasados y, Mare de Déu, nos recuerdan lo “viejos” que nos hemos hecho, porque muchos de ellos los utilizamos, conocimos, disfrutamos. Así que salimos un poco depres, pero valorando la labor de estos pequeños museos de pueblo. Y ciertamente, les falta sitio si quieren ampliar. Un enlace…

http://www.relleuturismo.com/museo-de-relleu/

Visitamos después la carnicería de Jose, artista charcutero. Compramos una muestra de sus productos y nos emplazó a volver a final de marzo, cuando la sobrasada , lomo ibérico y otras exquisiteces que ha preparado, estarán en su punto. Lo haremos.

Entramos en la Iglesia, restaurada con mimo, aunque la falta de iluminación nos privó de contemplar con detalle sus naves, capillas…

 

Y como a las dos teníamos reservada mesa en “El Caçador”, nos dirigimos sin más rodeos a degustar las “FASEURES DE DACSA”. Paloma Senabre, exalumna mía, regenta el bar-restaurante junto a su marido uruguayo, que le ha cogido el punto a este plato de la montaña alicantina. Con unas entraditas para empezar y cerrando con un flan de queso y un coulant de chocolate, en su punto, pusimos fin a esta excursión del primer sábado de marzo.

Carlos