Paisajes misteriosos, retratos singulares, bodegones o alegorías son las opciones del “pictoralismo” (también llamado fotografía impresionista), una corriente fotográfica de moda a finales siglo XIX y principios del XX, especialmente en Estados Unidos y que recrea a la perfección la función histórica, documental o de recuerdo que definió en sus orígenes este medio. El fotógrafo y pintor Edward Steichen (Luxemburgo, 1879 – Connecticut, 1973), fue uno de los principales representantes de este movimiento fotográfico.
Por influencia del Impresionismo, los fotógrafos pictorialistas rechazan la nitidez o buscan la imagen borrosa tanto en el momento de la toma como a la hora del revelado. Son contrarios a la fotografía academicista y a la fotografía de aficionados nacida de la cámara instantánea Kodak. También son contrarios a utilizar la fotografía como un objeto en serie; por ello consideran cada fotografía una obra única y llegan hasta la destrucción del negativo para conseguirlo. O bien realizan obras diferentes, a partir de un mismo negativo mediante manipulaciones diversas.
Estas obras, hoy en día son consideradas como obras de arte, así la fotografía titulada “The Flatiron – Evening” de Steichen (Nueva York), fechada en 1906 e impresa antes de 1963, se ha vendido por 78.754 euros.
Yo he fotografiado al Flatiron, pero como ya no están ni los arboles ni los carruajes, no creo que me den ese dinero por la foto.
Salvador
1 comentarios:
Muy interesante tu escrito ya que nos describes una época especialmente creativa en la historia de La Fotografía. Las imágenes muy apropiadas.
Publicar un comentario