Estado General Europeo

on jueves, diciembre 13, 2012

El titular, responsable y editor de este punto de encuentro es Salvador Marcilla, entre otras titulaciones, director de I+D de la zona europea de una potente empresa mundial de aluminio, lo cual, felizmente, le obliga a visitar las diversas fábricas repartidas a lo largo de tan extensa superficie. Además es presidente de la asociación europea para la regulación de materiales en contacto con alimentos, otra responsabilidad que le exige presidir reuniones o congresos o seminarios es diferentes localidades relevantes del viejo continente… pero siendo estas tareas muy dignas e importantes, la que tal vez ostente con más placer sea la presidencia de la Barraca La Font de Sella, pueblecito perdido entre la montaña alicantina.

En la última sesión plenaria de nuestra agrupación y tras una espectacular batalla de Cau en la que los “cuñados” sufrieron una dolorosa derrota, de la que tardarán en reponerse, se trató, entre otras cosas, del presente político de la Unión europea. Como sea que Salvador es voz escuchada y respetada en determinados foros de influencia económica y empresarial europea, es por lo que, le recuerdo la palabras de mi admirado Ortega y Gasset, publicadas en la introducción a la versión francesa de la “Rebelión de las masas” en el año 1937:

“Ha sido el realismo histórico quien me ha enseñado a ver que la unidad de Europa como sociedad no es un ideal, sino un hecho de muy vieja cotidianeidad. Ahora bien, una vez que se ha visto esto, la probabilidad de un Estado General Europeo se impone necesariamente. La ocasión que se lleva súbitamente a término el proceso puede ser cualquiera: por ejemplo, la coleta de un chino que asome por los Urales o bien una sacudida del gran magma islámico”.

Un estado general. No una Unión económica. Lo segundo ya vemos como resuelve los problemas que afectan a la periferia más que al centro. Un verdadero estado europeo no permitiría esta flagrante desigualdad entre sus ciudadanos, sean del norte o del sur, hablen inglés o griego. Un estado democrático, gestionaría, de forma solidaria y redistributiva el capital laboral y de capital de la sociedad.

Las condiciones para que se pase de lo segundo a lo primero ya se dan: por los Urales asoman muchas coletas chinas y el volcán árabe amenaza estallar. Europa, con su potencial cultural debe hacer valer su saber, su experiencia, su caudal humano.

Luis Soler

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