Córdoba

on sábado, mayo 19, 2012

"La cosa en sí y la cosa en mí" es la famosa frase de Kant que describe el valor subjetivo de la realidad. Jamás podemos captar en su globalidad la experiencia, y por tanto sólo podemos hablar, con cierta propiedad, de la parte que afecta nuestra conciencia. La Córdoba real siempre es más que la Córdoba ideal, consecuencia de la observación.

Partiendo de esa premisa, este cronista hace tiempo se liberó de la angustia por verlo todo, captarlo todo... eso es imposible, por tanto se limita a pasear y mirar y oler y sentir y ver y oír y saborear y... captar la esencia que el entorno me ofrece, nada más. Con esta enumeración, muy de Unamuno, el cronista construye su viaje emocional por las calles de esta ciudad particular, alrededor de cinco bloques de cinco versos que reflejan: la mezquita, la medina, cristo de los faroles, la noche cordobesa y el agua.

Antes de ofrecer esta visión poética un breve comentario, una impresión tomada al vuelo tras la visita el viernes a la Medina: "Córdoba impacta. Su tierra, su atmósfera, su cultura impresiona. Con el tiempo y la experiencia integras y comprendes mejor las cosas. El pasado árabe, su poder y decadencia está presente, se siente. En el ahora aparecen como oleadas reminiscencias de su lejanía: su real existencia. Madinat al-Zahara, a pesar de su corta, pero extraordinaria influencia, vive, duerme, descansa, reposa sobre el lecho mullido de tierra cordobesa. Su destreza, su elegancia refinada, selecta, reservada a los ojos del califa y su favorita se mantiene viva gracias al esfuerzo de la inversión pública que entresaca del cementerio temporal y terrenal los restos mutilados por la ignorancia y la barbarie, fragmentos bellos de aquel conjunto estético de elevada finura y gracia"

En una de las estrechas calles de la judería leo:

                                               Laberintos de cal
                                               patios de vida secreta

Con esta brevedad, Murillo Mendes, describe de manera pulcra y exacta lo que representa el conjunto histórico que rodea la mezquita, al tiempo que da pie al título del poema mediante el cual expreso "mi Córdoba"

                       Córdoba: Ritmo y versos de cal y sal

 

Uno, la llegada

El viejo Guadalquivir
besa los pies a la mezquita
tierra sagrada y exquisita
para soñar y dormir
amar, vivir... y morir

 

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Dos, la visita

Ciudad construida
por deseo de mujer
y voluntad del poder
admirada y destruida,
por su belleza reconstruida.

 

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Tres, el ambiente

En singular patio andaluz
el Cristo de los faroles
esconde sus dolores
bajo un punto de luz
sobre fría y pétrea cruz.

 

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Cuatro, el momento

Un Lucero en el cielo
preside la seca soledad,
la negra oscuridad,
un crucero en el suelo
para el corazón consuelo.

 

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Cinco, la despedida

De aquí me llevo, el cantar del agua
con su fresca sonoridad,
su firmeza y serenidad
que sacia la sed del alma exigua
del poeta, desnuda e ingenua.

 

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Luis Soler, cronista oficial "barraca la Font". Corresponsal blog samargo Alicante 23 abril 2012.         Fotos: Salvador

1 comentarios:

Camellus dijo...

Invita a viajar a conocer Córdoba. A volver a conocerla de nuevo, a recorrer todos sus rincones. Que bella ciudad.

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