Un Vuelo Divertido

Noche oscura, completamente cerrada, un australiano, un americano y yo, abandonamos Venecia. El destino… Ginebra haciendo escala en Zúrich. Ya en el avión demoran la salida, la línea… Swissair, la causa… una gran tormenta. El cielo relampagueante. Toca cruzar los Alpes con tormenta.

Culebrinas en el cielo mientras escribo estas líneas, impresionante la luz de despegue del avión refractándose en las nubes ¡espectacular!  La lluvia durante el despegue… “dogs and cats”, frase utilizada por los de habla inglesa para significar una lluvia muy copiosa.

Me viene a la cabeza otro viaje que realicé, esta vez en dirección contraria Ginebra-Zúrich-Venecia. El vuelo Ginebra-Zúrich transcurrió sin incidentes. El vuelo Zúrich-Venecia fue bastante divertido. El avión…una avioneta, 16 asientos distribuidos en filas de dos y dos, yo sentado en la fila 1 asiento F; entrando a la izquierda, ventanilla. Una vez en el avión me fijo que a mi derecha, pasado el pasillo, había una persona, digamos… de gran tamaño. Pocas veces he visto una persona tan gruesa. Se te quitan los complejos. Ocupaba los dos asientos. El avión presentaba deriva a la izquierda. Yo vigilante, veía que el avión efectivamente iba escorado a la izquierda, el aeroplano no podía con aquella persona tan “gorda”. En el avión, no mas de de ocho pasajeros contándome a mí.

Bajo este escenario empezamos a cruzar los Alpes. Una vista maravillosa, casi podíamos tocar la nieve con las manos, en muchos casos  hielo. Volábamos muy bajo, yo sabía que era por el tipo de avión, pero en algún momento empecé a dudar de si era por el “gordo”. 

De momento empezaron a acumularse nubes negras a nuestro alrededor y empezaron las culebrinas, que aunque constituían un espectáculo maravilloso, no dejaban de intrigar.

Pensar que ocho pasajeros más piloto -en esos aviones tan pequeños la tripulación es muy reducida- han perecido en los Alpes debido a la gran tormenta que han sufrido al intentar aterrizar en Venecia, la noticia probablemente aparecería en alguna esquina de algún periódico, algún flash en un telediario, …, ¡a quién se le ocurre cruzar los Alpes en avioneta con la gran tormenta que caía!, pensaba yo, … no sé… sabia a poco, ya que pereces al menos salir en primera plana.   

Volviendo al momento, el “gordo” hacia caras y se movía, nervioso, yo pensaba… “no te muevas que lo puedes romper”.

Entre culebrinas, dos horas después, un poco ya cansado de dar vueltas y de tan maravilloso espectáculo, conseguimos poder tomar tierra con una tormenta de “perros y gatos” y… el “gordo”. El viaje, el viaje fue emocionante.

Éste no lo ha sido tanto, a los diez minutos aproximadamente, interrumpo la escritura para tomar la fotografía que podéis ver a continuación.

Todavía me queda al llegar a Zúrich esperar y tomar el avión a Ginebra donde llegaré sobre la una de la madrugada, desayuno a las seis y media, reunión a las siete treinta en las oficinas centrales. En otro vuelo ya contaré  lo que paso con el “gordo”.

Añado una foto saliendo de Alicante.

 

Salvador