Crónica Primer Día

on domingo, mayo 10, 2009

Un viaje se inicia en el momento, lejano en el tiempo, de su programación. La elección del lugar, los días y las circunstancias que lo rodean son siempre cuestiones complejas, pero si es La Font quien organiza, entonces la cosa se complica, pero una vez superada esta fase, la siguiente, o sea el viaje propiamente dicho resulta un encanto.
El punto de partida, carretera San Vicente, día de Santa Faz – nuestra edad no está para romerías multitudinarias – y desde allí con el depósito lleno de ilusión y alegría y confiando en el Ton-Ton del doctor Mas, arranca la expedición, camino de la castellana Segovia.
Tras la comida y visita al castillo del Real, atravesar Madrid por no se que M, decidimos llegar a Segovia por el Puerto de Navacerrada, convencidos que la carretera seria recta y sin curvas. Craso error, por el cual algunos mas que otros, pagarían haber adoptado aquella decisión.




 

 

 

 

La llegada al hotel, Parador de Segovia, fue un éxito atribuible al mecanismo orientador del doctor que, en un acto de fe en la tecnología, siguió sus indicaciones, contrarias al itinerario marcado por el coche de cabeza de Salvador.
Finalmente llegamos al destino y tras tomar posesión y descansar un rato, dejamos los coches en sus correspondientes aparcamientos y a bordo de tres poderosos taxis, en pocos minutos nos encontramos frente al monumento al que va asociado Segovia.
Aquí el cronista quiere hacer una advertencia al lector en el sentido que todo aquello que este cuente será fruto de su particular observación, probablemente diferente de la suya, la del lector, lo cual nos debe hacer pensar que la realidad no es única, sino múltiple, o sencillamente como dice el proverbio árabe:” La realidad es del color del cristal con que se mira”.
Una vez ponemos los pies en el suelo, el grupo se dispone a callejear y establecer una primera aproximación a la ciudad. Salvador y Carlos pertrechados con cámaras de última generación rivalizan por obtener la mejor imagen, la fotografía imposible y para ello descargan sus máquinas buscando captar la esencia de la realidad. Vicente Mas compite en otra categoría, la del video, aunque: señores atención, en este viaje surge con fuerza una nueva promesa del documental, Eva Ortiz, que con su flamante video-cámara dejará huella en un futuro inmediato. El resto se limita a lo común de los mortales, mirar y fotografiar aquello más significativo.
El cronista se aísla del grupo y contempla con emoción, durante un tiempo, el conjunto arquitectónico, sintiendo su estabilidad… pasado el momento escribe:

El acueducto nos da la bienvenida
Con su monumental elegancia
Y su discreta presencia.

Las poderosas piedras
De las canteras de la sierra
Sostienen en el aire
La frescura viva del agua.

La noche concluye recorriendo la calle que comunica este punto con la Catedral y el Ayuntamiento, pasando por el monumento a uno de lo Comuneros, Bravo, ajusticiado por el emperador Carlos V, y en los últimos tiempos símbolo de la conciencia comunitaria de Castilla y León. El paseo concluye en la hermosa plaza donde destaca una catedral magníficamente eliminada.












El grupo regresa al Parador y entre bromas y comentarios divertidos nos despedimos hasta el próximo día. Lluís Soler

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