El Desvanecimiento de un Mito

on lunes, marzo 24, 2014

La noche del 28 era especialmente fría. Luis, como siempre, equipado con su gorra era el que menos notaba el helor de la noche. El intentar tapar nuestras azoteas con una gorra… una quimera. Al cruzar la Plaza Mayor, la llamada sensación térmica fue decisiva. Ante nosotros “La Favorita”, tienda emblemática de sombreros, gorras, y todo tipo de artilugios para tapar la cocorota… ¿Habrán de mi número?… yo no entro, venga entrar…si no la encontráis aquí no creo que  podáis encontrarla en ningún sitio, animaban las chicas. La decisión era difícil, ¿entro?, ¿no entro?,.. ¿y si entro y no tienen de mi talla?.

En un alarde de valentía, Carlos dio un paso al frente y se metió en “la Favorita” dispuesto a encontrar una gorra de un tamaño propio para su testa. Por favor ¿me puede dar una gorra?… ¿de qué color la quiere? dijo la señorita que a mí me pareció encantadora, no solo tenían una gorra para Carlos sino que podía, incluso, elegir el color. Esta le queda bien… bueno quizás una talla más… dijo Carlos. Se agachó y sacó otra caja llena de gorras de una talla superior.
Esta me sienta mejor… Salvador anímate…
no, no,…
venga sí,…
Me arme de valor y dije ¿tendrían también una gorra para mí? y eh aquí que nos engorramos los dos y nos tomaron una foto delante de la famosa tienda para inmortalizar tan increíble acontecimiento.   

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Vicente no tuvo lo que hay que tener para decir: y para mí ¿tendrían una gorra? Así pues, aprendimos que, aunque difícil, Carlos y yo podemos conseguir una gorra, y nos  quedamos ante la duda de si Vicente puede conseguirla o se la tienen que hacer a medida. 

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¡Podemos llevar gorra!

Salvador

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