II Concurso Fotográfico “La Font”

on domingo, septiembre 29, 2013

El II concurso fotográfico convocado por la barraca La Font recoge un amplio abanico de trabajos, todos ellos de un alto nivel artístico. Contemplar estas obras es motivo de sencilla gratitud y satisfacción. Rivalizar entre ellas en busca de un relativo orden según el criterio subjetivo de los componentes del jurado, es, desde mi punto de vista, un craso error, pues condiciona la visión a la valoración escalonada del arte.

Arte, para mi, consiste en la expresión externa de un impresión interna. Transformar ese “golpe” que impacta internamente, en una representación externa, mediante la personal sensibilidad, es lo que se denomina arte. Todos, por tanto estamos capacitados para ser artistas, tan sólo se requiere capacidad de encajar (Golpes estéticos) y voluntad de traducirlos en una obra para compartir.

Se me pide efectúe una breve introducción a este magnífico esfuerzo creativo y a ello voy a dedicar lo que sigue. Entre las diversas manifestaciones observo:

- Instantes dulces al amanecer o atardecer.
- Referencias concretas al mar, como inmenso elemento de vida.
- Retorcidas, por imposibles, arquitecturas, sedes del arte comercial.
- Delicadas hormigas musicales y mariposas protagonistas, por “instanteterno”
- Blanco sobre negro estático, “deturando” el tiempo
- Solitarias y abandonadas barcas flotando sobre el fango.
- Lobos y caballos fumando sobre playas en el crepúsculo veraniego.

Podría seguir saboreando las continúas invitaciones estéticas que estas estáticas imágenes me ofrecen, pero lo prometido sobre la brevedad está presente. Dos fotografías deseo ampliar:

Delicado desenfoque. En ella leo una trasgresión voluntaria a la norma, lo cual refleja rebeldía, absolutamente necesaria para liberar el espíritu de la opresión diaria de la existencia. La delicadeza es cualidad de tierna “endeblez”, de cándida inocencia, de sutil caricia, de complicidad afectiva sin pasión. Desenfocar la realidad es la herramienta o el método para entender la realidad y comprobar que no es como nos la quieren hacer ver, sino como mis ojos y mis sentidos la perciben.

La otra es todo esto es mío: Su composición me recuerda mucho la obra “El caminante sobre el mar de nubes” de Caspar David Friedrich del año 1818, óleo sobre tela, actualmente en el Kunsthalle de Hamburgo. En ambas un viajero, el propio autor, mira un mar, de agua o de nubes. Lo hace de espaldas, uno de blanco el otro de negro. El simbolismo de una figura de espaldas da idea de la disolución del individuo en el todo.

De todas estas sutilezas podréis disfrutar los próximos días en la barraca La Font. Os animo a visualizarlas sin ánimo de rivalizar sino más bien de complementar la realidad que converge en cada uno de nosotros en cada instante de la existencia.

Luis Soler

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