Sobre el Arte. Luis Soler

Es el momento de iniciar esta colaboración, ambiciosa en el título y en el objetivo, sencilla y humilde en su desarrollo. Nuestro grupo la Font, también quizás el de los seguidores del blog, es creativo, imaginativo, original... al menos eso me parece. Abundantes ejemplos lo demuestran: magníficas fotografías, estupendos reportajes, manjares extraordinarios y mejor presentados (cuando la ocasión lo exige), sublimes disfraces con sus correspondientes (eran otros tiempos) artilugios... entre nosotros hay pensadores, budistas, agricultores, del Barça, del Madrid, musicólogos, cocineros, jugadoras de cartas, deportistas, senderistas (algunos menos que otros). Dicho esto, con el sentido cómico que rodea nuestra peculiar forma de entender la vida, pretendo con esta colaboración abrir una puerta al debate, si apetece, al comentario, al diálogo, a la sencilla lectura y nada más.

El arte es una palabra pequeña pero rellena artificialmente de componentes que la alejan de su origen: utilidad. No es una definición. Lejos de mí pretender tal cosa, para ello están los académicos, los críticos, los directores de museos... demasiada gente importante como para competir con ella. Pero también es verdad que el arte es universal e individual y por tanto todos y cada uno de los seres del planeta podemos opinar... y eso es lo que voy hacer en este medio.

Música, poesía... tal vez y en ese orden las más puras, podrían ser el motivo potencial de esta serie de escritos con los cuales intervendré en esta sección abierta, pero será la pintura por donde comience. La razón es el caos, que no el azar. Me explico, el azar es una especie de suerte donde la fortuna actúa, el caos es lo mismo pero sin que intervenga o se espere el efecto benigno de la suerte. He de advertir mi tendencia a sustentar lo que digo desde las profundidades de la filosofía y la política, dos herramientas que me acompañan desde la adolescencia... en ninguna he destacado, tal vez por el desinterés con las que las utilizo.

De entre todos los pintores posibles elijo Dalí. Su nombre seguro que genera posiciones a favor y en contra. Pero no será esta facilidad a la controversia propia del ampurdanés sino una de sus obras, que aun no revelaré, la que justifique el estudio que sobre ella he realizado y que compartiré con todos vosotros, con una periodicidad semanal más o menos. No soy aficionado a la exigencia cíclica de las entregas, pero sí a la una continuidad en las mismas.

Luis Soler