Para completar el reportaje de Salvador incluyo algunas fotos y datos sobre las Salinas de Torrevieja, pero, por si algún día me dedico a la política y que nadie pueda de decir que plagié, me limito a indicar a continuación dos enlaces que me parecen breves y completos sobre la historia de la ciudad de Torrevieja y sus salinas, sin más. Recomiendo su lectura, por supuesto después de las Fiestas de Sella.
http://www.convega.com/vegabaja/historia/torrevieja.html
http://www.pescatorrevieja.com/historia/salinas/salinas.htm
En cuanto a las fotos, podréis ver la laguna rosa, montañas de sal con aspecto de pirámides, pistas de esquí, paisaje marciano… Es curioso el barco que utilizaban, y utilizan, aunque tecnológicamente cambiado, para cosechar la sal del fondo de las lagunas. La visita es agradable pero muy “justita”. Esperemos que en el futuro se amplíe el contenido.
En un breve paseo por la zona próxima al mar pudimos observar la pujanza de la ciudad, con avenidas, plazas, farolas y otros elementos urbanos vanguardistas. Visitamos el Museo de la Sal, provisional, que pide a gritos el rescate para ser ubicado en instalaciones más dignas y adecuadas a lo que representa.
En el puerto permanecen amarrados el velero Pascual Flores y un submarino cedido por la Armada a la ciudad, pero no pudimos visitarlos porque estaban cerrados por mantenimiento. Otra vez será.
Y por último, para completar los objetivos de la excursión, nos desplazamos a la vecina Santa Pola para degustar en La Taberna del Puerto una muestra de los productos marineros: Sepionet, gambosí, mejillones al vapor y el plato estrella del día, PALOMETÓN, un pescado blanco, simplemente a la plancha, en su punto, que nos supo a gloria.
Y a la sombra de una terraza, con un heladito que nos ayudó a soportar los últimos calores del verano, pasamos la sobremesa esperando que la digestión se completara y pudiéramos regresar al hogar con la sensación del deber cumplido.
¡Qué dura es la vida del excursionista!
Carlos Gómez
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