La Font Viaja a Jerez en Furgoneta 5

on martes, julio 05, 2016

Tras la visita a la bodega nos dirigimos a Cádiz a dónde llegamos a la hora en punto de comer. Nos aguarda un extraordinario, para mi gusto, arroz caldoso, que no tiene envidia a los de nuestra tierra. Al finalizar comprendimos que el secreto está en la amistad de la dueña del restaurante “El Faro” con Vicente Castello, el del Nou Manolín de Alicante y su correspondiente influencia gastronómica.

Para ayudar a digerir tan suculentos manjares, visitamos algunos lugares de esta ciudad rodeada de mar y luz. Al contemplar sus fortificaciones y su estratégica situación renacen en mi memoria aquellas lecturas adolescentes entre las que destaca Trafalgar, mítica y última batalla naval donde las velas, el viento, la pólvora y la espada, protagonizaron un dantesco espectáculo de horror y dolor.

Frente la catedral una placa recuerda aquel 1805 y al capitán general Gravina, herido y muerto en aquel cruento combate. Benito Pérez Galdós lo describe a través de los ojos de Gabriel, un muchacho que acompaña a su tutor Alonso y el viejo marinero mutilado Marcial, de forma magistral, con un realismo y una riqueza de detalles que emociona.

Sirvan sendos comentarios del patriota Marcial para ambientar la escena:

“Nosotros vamos siempre contra ellos (los ingleses) con el alma a un largo, con nobleza, bandera izada y manos limpias.”

“…el barco enemigo se nos venía encima, lo cual encabillo (alegró) el alma porque así nos enredaríamos más pronto.”

Sentado en un banco frente el ayuntamiento, mientras nuestras compañeras cumplen con el obligado servicio de las compras protocolarias, repaso aquel caos de violencia innecesaria. El resultado: tragedia y muerte para España, para Inglaterra gloria y muerte. Dolor y sufrimiento siempre. Siempre alguien se alegra del sufrimiento ajeno. Acción necia y absurda. Ciega y pobre capacidad, triste realidad.

Cada disparo, cada cañonazo que resuena como un trueno es muerte y espanto; un brazo arrancado, un ojo que estalla, una pierna que se aleja del cuerpo. La guerra en tierra es cruel, sobre el lecho marino doblemente ingrata. Húmeda y fría. El murmullo de la gente me rescata y me devuelve al presente. Gracias.

El mar en su inmensidad todo lo trasciende. El pasado ahí está. Que la historia nos advierta el camino. La tarde culmina con la visita a la catedral. La música suena para mí, esta tarde de abril, de una forma especial. Tal vez el destino ha querido juntar en un mismo espacio diferentes tiempos. Gravina, Churruca, Nelson con Alonso, Gabriel y Marcial, de nuevo han visitado el Malecón y la Caleta y tal vez hayan reflexionado sobre inutilidad de la violencia.

Luis Soler

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