El Amigo Invisible 2015

on martes, enero 19, 2016

(QUE VUELVE POR EL PERIODO FESTIVO DE NAVIDAD Y FIN DE AÑO)
“TIEMPO DE CAMBIOS... CAMBIO DE TIEMPO”

Hace tiempo que el amigo invisible viene reflexionando sobre la importancia y la urgencia de avanzar hacia una nueva cultura de eso que le gusta llamar, el lado poético de la vida: un tiempo para el cuidado mutuo, para la amistad, la comprensión, la solidaridad y el amor entre las personas y hacia toda la vida. Hoy sigue creyendo que el viejo modelo de relaciones de dominación, violencia, poder y control, fruto de una larga tradición de una cultura patriarcal de más de 7000 años, nos está pasando factura y nos lleva a una crisis civilizatoria, de graves consecuencias para el planeta tierra y las personas y seres que lo habitamos.

IMG-20151224-WA0003Cuando miramos lo que está ocurriendo vemos que se está destruyendo la biodiversidad de las especies animales y vegetales, se están esquilmado los recursos naturales del planeta, tenemos múltiples problemas con el calentamiento global y el cambio climático y con un modelo de vida basado en el máximo consumo, el despilfarro y en la exclusiva preocupación por el desarrollo del producto interior bruto (indicador económico que no dice nada de la calidad de vida de las personas de un país.) Vivimos inmersos en una cultura donde la violencia se ha vuelto cotidiana y un modo habitual de comportarse y está arraigado en todos los sistemas en los que vivimos. En las relaciones personales: violencia de género contra las mujeres; violencia y maltrato de padres a hijos; maltrato entre iguales en los centros educativos, maltrato creciente de los hijos hacia los padres, aumento de los asesinatos, etc. En las relaciones internacionales: graves conflictos de unos países contra otros; guerras internas en diversos países; terrorismos fundamentalistas de distinto signo. Países en los que existe un número creciente de jóvenes sin futuro que se organizan en distintas formas de redes violentas o emigran hacia Europa en busca del sueño de una vida mejor, truncada en muchos casos en la mortífera frontera mediterránea.

Necesitamos un reordenamiento y una nueva utopía que impulse una regeneración en profundidad de nuestra sociedad y nuestros modos de vida: avanzar hacia una cultura pacífica y amorosa, de respeto con la diversidad de la vida y con la naturaleza, un modo de vida sostenible, con una democracia humana, social y participativa, pero también ecológica: necesitamos los árboles, las aguas limpias el aire puro e integrar todos estos seres como nuevos sujetos de derechos. Este es el tiempo de pasar de una cultura de violencia y guerra a una cultura de diálogo, conciliación y paz, a modos de relación no basados en el poder y la jerarquía, sino en la participación dialógica igualitaria, el consenso y la influencia mutua.

En esta tarea todas y todos somos importantes pues sabemos cada vez mejor que los cambios personales y las acciones individuales en los distintos ámbitos de nuestra vida, tienen una dimensión planetaria e implicaciones colectivas muy importantes.
Hoy existen múltiples movimientos alternativos, propuestas y orientaciones que conviene hacer crecer para hacer de este tiempo de cambios, un cambio de tiempo y poder vivir a la altura de lo humano: la economía solidaria y del bien común, la banca ética, los movimientos ecologistas y de soberanía alimentaria, las asociaciones y plataformas feministas, el consumo responsable y el decrecimiento, el buen vivir, el Índice de Felicidad Interna Bruta de Butan, etc.

Se abren nuevas formas para avanzar hacia otro mundo mejor posible y cada una de nosotras y nosotros podemos contribuir de muchas maneras, aprendiendo a vivir de forma más sencilla, solidaria y comprometida con las necesidades de todos: cuando cambiamos nuestro modelo de consumo y no compramos cosas superfluas que no necesitamos; cuando compramos en los mercados tradicionales o tiendas del barrio -y no en las grandes superficies- adquiriendo productos locales y de temporada, en vez de productos de las multinacionales (para superar la degradación de la calidad de los alimentos procedentes de la agricultura y ganadería industrializadas); cuando compramos productos en tiendas de comercio justo. Cuando reducimos el consumo de carnes y pescados; el consumo de electricidad, agua y productos con embalajes.

Cuando apostamos por la banca ética, las cooperativas de energía, de producción y consumo de productos ecológicos, etc. Cuando utilizamos el transporte público, o vamos a pie o en bicicleta prescindiendo lo más posible del coche. Cuando llevamos una vida saludable y cuidamos de nuestro desarrollo personal (cultural, emocional, ético, espiritual) de las relaciones con los demás (cuando tratamos a los otros y otras con amabilidad, atención y respeto) y con la naturaleza… Cuando además, colaboramos con ONGS que trabajan por el desarrollo de las personas y los pueblos o los derechos humanos, o participamos en colectivos o asociaciones ecologistas, que trabajan por modelos sostenibles, plataformas por la erradicación de la pobreza, etc.

Que podamos contribuir a este nuevo tiempo y seamos un poco más amantes de la vida; que sepamos disfrutar de cuanto la vida nos da y que estimemos con fuerza todo lo que hacemos para acrecentar la belleza y reconstruir la esperanza.

Paco Buigues

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