11 SEPTIEMBRE 2011 SELLA. REUNION FAMILIAR PARA RECORDAR AL ABUELO PEPE QUE SE NOS FUE, AUNQUE SIGUE CON NOSOTROS...
Tres años después de que te has ido nos volvemos a reunir en tu nombre, tu mujer, tus hijas y yernos, tus nietos y sus novias, Pedro... tu familia, para confirmar lo que ya sabíamos: que te has ido pero que sigues estando con nosotros para siempre, en nuestra memoria, en nuestros recuerdos, en nuestro cariño y afecto, que siguen estando intactos. Ya sabíamos, y lo dijimos en su momento, que el miedo que expresó Francisco, el día que te marchaste, a que nos pudiéramos olvidar de tu alegría, de tu modo tan peculiar de contar los chistes y las anécdotas, de tu bondad y de tu ternura, de tu generosidad y de tu gran amor por todos nosotros y por tus amigos, no era posible y no te podríamos olvidar y no te olvidaremos.
Sigues viviendo en la memoria, en la retina y en el corazón de cada uno de nosotros, porque aprendimos a vivir impregnándonos de tus gestos, de tu sonrisa, de tu modo sencillo de vivir, de tu cariño y afecto, de tu modo de relacionarte y de querer a las personas y las cosas que tanto estimabas: a tu familia, a tus amigos, a Sella, a tu tierra...
Todo ello forma ya parte de nuestras emociones interiorizadas, de nuestro lenguaje y de nuestra forma de mirar el mundo y nos habita para siempre.
También tu trabajo y entrega a esta tierra ha sido un ejemplo para nosotros: hiciste realidad de esa forma sencilla con la que tu hacías las cosas, lo que el poeta ya dijo: “el trabajo es amor hecho visible”.
Ahora nosotros somos también tus brazos y tus manos, tus pensamientos y tus acciones y queremos seguir llevando adelante contigo, la única batalla que merece la pena ser vivida: la del amor, para que crezcan en nuestras vidas la amistad, la ternura, la bondad y el trabajo por los demás, hecho con entusiasmo.
Abuelo Pepe, hemos tenido la suerte de convivir contigo y de compartir tu generosidad, tu bondad, tu alegría y, de muchas formas, sigues y seguirás estando con nosotros y te llevaremos siempre en nuestra mente y en nuestro corazón.
Paco Buigues
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