Noviembre, 13, 2010. Después de disfrutar del asado de cordero que Tina nos preparó, bañado con un buen Rioja y rematado por una fruta para aligerar, nos decidimos a cambiar la silla de la tertulia de sobremesa por el paseo vespertino, aprovechando el buen tiempo que se niega a abandonarnos y, a propuesta del CUÑAO, nos fuimos "al caqui".
Nos recibe en la huerta una gama de rojos, verdes y amarillos que deleita nuestra vista. Hacemos acopio del jugoso y dulce fruto y bajamos una vez más al molino, que nos amplía la gama de tonalidades otoñales.
Confirmamos que una imagen vale más que mil palabras y seguimos la ruta hasta L'Arc. La flor del azafrán, al caer la noche, hace acopio de aromas, frescor y color.
Tomamos buena nota de ello y regresamos satisfechos del rato que hemos disfrutado. Buena compañía, entorno privilegiado... si esto no es la felicidad, debe ser algo parecido. ¿Qué más se puede pedir?
Carlos
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