Aunque difícil juntarnos, se va cogiendo el tranquillo y de vez en cuando se consigue hacer un aglomerado que cuenta con la mayoría. Mayoría con la que todos los temas urgentes a tratar, que normalmente no son pocos, cuentan con el respaldo suficiente para tomar decisiones definitivas.
No es fácil; quedar es lo mas fácil, pero después llegan los primeros temas a tratar: ¿vino o café?, primer debate, normalmente… en el sitio de cita. El día 11 de Enero, lo teníamos claro, era vino, en La Taberna de Luceros. ¡Llena!, ¡estaba llena!, ¡terrible!… desorientación total en el grupo. Inmediatamente llegó la fatídica pregunta: ¿y ahora que hacemos? Tras el debate correspondiente se aprobó la propuesta de Luis, no sin la oposición de algunos. Teníamos que ir a un sitio ubicado justo enfrente de la Taberna. Durante el trayecto, como se suele decir: se nos a pareció la Virgen. Estas cosas no suceden en todos los sitios. Sucedió en Alicante, en Luceros, cuando íbamos a cruzar el paseo, un señor muy atento, de mediana estatura, entrado en años y carnes, se dirigió muy amablemente al grupo, todavía desconcertado, preguntándonos si el sitio a donde íbamos sería conveniente o no, y nos preguntó: ¿van Vds. a almorzar? ¿Quieren Vds. almorzar bien?, sin esperar respuesta, nos aseveró ¡vayan a La Vaquería! La aseveración fue tal que ninguno de nosotros la cuestionó, cambiando inmediatamente el rumbo, apuntando directamente hacia La Vaquería. Fuimos a La Vaquería, donde al decir que íbamos recomendados enseguida nos dijeron ese es Pepe “El Gordo”.
El sitio está muy bien, nos gusto. Almorzamos como en casa, buen vino y unas buenas viandas, café y licor de la casa. Cual fue nuestra sorpresa cuando en el fragor de la discusión de uno de los temas urgentes a tratar, se nos acercó un señor con algo en la mano, ¡era Pepe!. Pepe que había venido a almorzar con su esposa y nos ofrecía a degustar algo que a él le parecía un manjar, espuma de ajo negro. No satisfecho con la espuma y con el ánimo de granjearse nuestra aprobación, volvió de nuevo, en esta ocasión con una mayonesa de ajo negro. No cabe duda, ¡a Pepe le gusta el ajo negro!.
Ese día Pepe fue nuestro ángel, Pepe nos dio la solución a la terrible pregunta ¿y ahora que hacemos? No es fácil en los tiempos actuales encontrarse con un Pepe, yo creo que estos Pepes solamente se pueden encontrar en nuestra tierra.
Salvador
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