Aprovechando la temporada de la cereza, y para compensar en parte nuestra ausencia en la época de floración, el sábado, 26 de mayo, nos dirigimos a uno de los rincones más bonitos de Alicante, perdido en el laberinto de valles del norte de la provincia (Gallinera, Laguar, Alcalá, etc.…). Tenemos, además, el aliciente de visitar un restaurante recomendado por Salvador, SABORS, en Benialí.

Así que hacia allí nos dirigimos a la hora de siempre, pero esta vez con el apoyo de dos puntales de la seguridad. Eduardo, experto conductor, y Vicente, experto sanitario, que velarán por nuestra salud y tranquilidad. O no… Ya veremos.
Tomamos la autovía hacia Alcoy y, al llegar a Muro nos desviamos en dirección a Planes. La primavera nos ofrece multitud de flores, de variadas formas y colores. Esta vez nos ocuparemos de la flora y descansaremos de patos. Y en un palmo de terreno disparamos a esas maravillas de la naturaleza unas decenas de fotos.


Seguimos la ruta disfrutando del verdor de los campos de cerezos moteados de rojo, colgados en las laderas de las montañas, y los arbustos, que nos muestran la abundancia de lluvias por estas tierras.
Visitamos el pueblo de Benialfaquí, que en realidad acaba donde comienza y nos vamos a Benialí, un pintoresco y recoleto lugar que desprende tranquilidad y sabor a tradición. Abundan los grupos de senderistas que después de recorrer los alrededores recuperan fuerzas en los bares y restaurantes de la zona.





Son varias las casas de particulares que ofrecen el producto del valle, cerezas. Compraremos al regreso unas cajas para probarlas.
En el restaurante comprobamos que Salvador tenía razón. Un menú servido sin elección por el camarero, amable y “pintoresco”, como el pueblo. Exquisiteces artesanas, difícil destacar una sobre las otras. Un vino blanco fresquito, de Agres y unas cervezas, nos hacen valorar la excursión como un éxito.
Después de comer es obligado dar un tiempo al organismo para que metabolice todo lo ingerido. Eso lo sabemos aunque no venga Vicente. Y lo hacemos en una terracita, bueno, una acera, a la sombra, con un agua mineral, con y sin gas. Y pasadas las 6 de la tarde emprendemos el camino de regreso, con la satisfacción del “deber cumplido” y con tiempo para ver al Madrid coronarse de nuevo Campeón de la Champions League (13ª).
Qué dura y sacrificada es la vida del viajero…
Carlos