La Font: marzo 2015

Últimamente he estado profundizando un poco sobre Matisse, su obra y estilo de vida. Esto ha sido a raíz de leer la entrevista perdida como la titula Adam Harrison “Henri Matisse: The lost Interview”. Se trata de la entrevista que el soldado americano, amante del arte, Jerome Seckler le realizó el 5 de Agosto de 1946 y que nunca fue publicada hasta hacerlo recientemente su hijo Donald.

Quiero destacar de ella la respuesta de Matisse sobre el arte: “Creo que el arte no debe ser una cosa desagradable. Hay suficiente infelicidad en la vida para que uno no se vuelva y mire hacia la alegría. Uno debe guardar lo desagradable, la infelicidad para sí mismo. Siempre se puede encontrar una cosa agradable. Una infelicidad no se retiene, hace experiencia. No es necesario contagiar a la gente con tus problemas. Uno debe hacer un arte estimulante que transporte al espíritu del espectador a un dominio fuera de sus problemas”.

La entrevista completa la podéis leer en: www.designobserver.com/feature/henri-matisse-the-lost-interview/38738.

Esto dicho por Matisse, conocido por su moderación, decoro, discreción y una intensa sensación de privacidad. Artista que considera su arte como parte de él, pero que no describe o revela su vida como lo hace Picasso con el que mantuvo una relación de amistad, rivalidad y competencia, gracias a la cual llegaron a ser ambos iconos culturales; los artistas que dominaron el arte del siglo XX, no solo por por sus distintos estilos artísticos, sino también por sus estilos de vida completamente diferentes.

A modo de ilustración una de sus obras: “La Mujer con Sombrero” (1905). Museo de Arte Moderno de San Francisco.

Retrato de una mujer, una mujer con un sombrero enorme, extravagante, exagerado, despampanante, lienzo con un colorido exagerado, calificado en su día de repugnante porque no se parecía en nada a los retratos habituales de la época; su propia fealdad, paradójicamente, le hizo ser una importante declaración artística.

Mirando el cuadro, la riqueza de colorido, cuando uno finalmente se fija en el rostro de la mujer, llama la atención lo decidida y sin embargo vulnerable y triste que se le ve. La ambigüedad sicológica de la imagen se ve intensificada por un igualmente fuerte sentimiento de inseguridad física, lo que se intenta enmascarar, distraer la atención, con un potente y diverso colorido y entorno.

Salvador